lunes, 12 de abril de 2010

BAFICI

Duodécima edición del BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente). Una nueva oportunidad de acercarse a películas que muy posiblemente no lleguen a la cartelera de los cines comerciales. Aunque hablando de posibilidades, sólo llegan los que saben.
Filosóficamente este es el festival invisible, puesto que a pesar de contar con un meeting point y que el diseño, la cartelería y los sponsors tienden a unificar las diferentes salas (11), no se ha conseguido aún que esto no parezca más que un rejunte barato de películas de directores sólo conocidos –salvo raras excepciones-, por los cinéfilos.
Claro, es cine independiente. Pero ello no debería ser sinónimo de anonimato o excentricidad.
Por otro lado, el mismo Ministro de Cultura de Buenos Aires, Hernán Lombardi, circunscribió este festival al disfrute que podrán hacer un porcentaje –en mi opinión mínimo-, de los potenciales espectadores: “Bafici proyecta hacia el futuro: exhibe, amplifica, y potencia nuevos lenguajes, nuevos formatos y nuevas formas de comunicación visual que los porteños podemos disfrutar (…)”
Y el resto queda afuera.
Como todo aquello que logra instituirse y forja una tradición, el Bafici hace recortes. Pero esos recortes son excesivos.
Viva la entrada barata.
Viva la convivencia de películas nacionales con extranjeras.
Viva la constancia de un festival de cine de nivel internacional…
Pero abajo la limitación de este festival para cinéfilos.
Abajo la escasa cantidad de funciones para ciertas películas a las que solo llegan quienes tienen tarjeta de crédito o tiempo suficiente como para perder un día haciendo una fila.
Abajo la circunscripción de este festival sólo para porteños.
El cine existe más allá de Buenos Aires, así lo demuestra el documental El Ambulante de Eduardo de la Serna, Lucas Marcheggiano y Adriana Yurcovich, que participa de la competencia internacional; allí se retrata la labor de un realizador cinematográfico, autodidacta, nómade y no académico que recorre los pueblos del interior realizando películas de bajo costo a cambio de comida y alojamiento, pero esencialmente, por amor al oficio. Un artesano diario.
Es difícil bucear entre la enorme cantidad de películas que hay, y más dadas las limitaciones que esta docena de festivales opone a quién se interesa por el por primera vez. Será necesario aprender para la próxima edición que anticiparse es un gran valor. Sobretodo cuando las entradas cuestan entre 8 y 10 pesos (gran merito del festival).
Por mi parte el miércoles tengo una cita: Brummer Summer de Zach Weintraub, no es la película que yo deseaba ver, pero suena atractiva.



http://www.bafici.gov.ar/home10/web/es/index.html

0 comentarios:

Publicar un comentario